lunes, 4 de mayo de 2015

I. LOS NIÑOS ABORÍGENES (segunda parte)


Respecto al trato para con los niños, las diferentes etnias tenían lo que podríamos llamar códigos de ética tácitos. Así, entre los sélknam no era considerado delito matar a un hombre de otro clan y apropiarse de su mujer, aunque el matador ya tuviese la suya (…) Cualquier infracción a las reglas que prohibían atentar contra la vida de las mujeres y niños era repudiada. (…) en reemplazo de un guerrero, ausente en la ocasión, fueron muertos sus dos hijos pequeños y los mismos compañeros del asesino protestaron enérgicamente por el atropello[1]. En el caso de las mujeres solteras, otro método aceptado para conquistarlas consistía en matar al padre. Estos métodos sangrientos no eran la norma, sino se daban en casos de enemistades entre los clanes. 
1882
Yámana
Foto Expedición Francesa
 
Los compromisos pacíficos de las uniones sélknam era asunto que tenía sus reglas. Se podía concertar un matrimonio entre los padres de los interesados, o mediante la entrega de presentes al padre de la novia por parte del pretendiente. Una vez conseguido el consentimiento, éste entregaba a la muchacha su arco. Si ella se lo enviaba de vuelta con un emisario, era señal de rechazo. Si, por el contrario, ella se lo devolvía por sus propias manos, era aceptación. Así de simple y sin más trámite[2].
 
           Los onas no tenían ninguna clase de ceremonia para los casamientos. El hombre se llevaba a la mujer a su casa, eso era todo. (…) Muy pocos onas tenían tres mujeres; según la costumbre debían ser dos. La segunda mujer era a menudo la hermana menor de la primera; sin esta ayuda, su felicidad hubiera corrido peligro. Era corriente que la primera mujer se viese al poco tiempo con un par de niños indefensos sobre las espaldas, además de las diversas mercancías y enseres que como esposa estaba obligada a transportar de un lado a otro. En tales circunstancias, era natural que la hermana menor le prestara ayuda y automáticamente se convertía en la segunda esposa.

Selknam
Foto Martín Gusinde
(...)

Puppup fue uno de los que consiguió mujer, una joven en avanzado estado de preñez. (…) Su esposa dio a luz una niña, hija del primer marido asesinado, que más adelante pasó automáticamente a ser la segunda esposa de Puppup. Madre e hija convivían muy felices; ambas tenían hijos de Puppup casi al mismo tiempo y se pasaban una a otra los pequeños para alimentarlos, sin preocuparse de cuál pertenecía a quién[3].

El matrimonio se verifica entre ellos en una edad demasiado prematura. Hemos visto muchachas que no podrian tener mas de 12 á 14 años y que sin embargo ya estaban casadas[4].
 
Yámana
1882
Foto Expedición Francesa
En cuanto a los yámanas, no había formalidad nupcial alguna. La novia era usualmente entregada, sin su consentimiento al interesado, pero la elección paterna solía coincidir con la preferencia de la muchacha. Si así no fuera, ella podía después de cierto tiempo dejar a su esposo y casarse con quien eligiese. El matrimonio usualmente se contraía a edad temprana, y solía haber considerable intercambio de parejas antes del nacimiento del primer hijo. Virginity is apparently not greatly esteemed, and there is much indulgence, little restriction being placed on the unmarried girls. There is no professional prostitution; a woman of markedly loose character or a semiprofessional is rather looked down on[5].




[1] L. Bridges. Op. cit. Pág. 289.
[2] J. Cooper. Op. cit.
[3] L. Bridges. Op. cit. Págs. 351 – 353.
[4] Periódico “El Magallanes”, 15 de abril de 1894.
[5] J. Cooper. Op. cit.

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